Época Musulmana

🕌 Málaga musulmana: siglos de cultura andalusí

Tras la llegada de los musulmanes a la península en el año 711, Málaga inicia una nueva etapa de su historia que se extenderá durante más de ocho siglos. La derrota del rey visigodo Rodrigo a manos de Tariq ibn Ziyad supuso el inicio de una profunda transformación en la sociedad, la cultura y el urbanismo de la ciudad.

Durante los primeros tiempos de ocupación, muchos habitantes locales se refugiaron en zonas como los Montes de Málaga, mientras nuevos pobladores se asentaban en la urbe. Frente al modelo feudal que se desarrollaba en otras zonas de Europa, la Málaga musulmana evolucionó hacia una sociedad urbana, basada en el comercio, la artesanía y la agricultura de regadío. Las viviendas se diseñaban hacia el interior, buscando intimidad y frescor, y las calles estrechas y sinuosas daban forma a una ciudad viva y funcional.

En los siglos VIII y IX, el proceso de islamización impulsado por los Omeyas encontró resistencia en sectores visigodos, destacando la rebelión de Omar ben Hafsún desde su bastión en Bobastro. Aunque inicialmente fuerte, la revuelta fue sofocada, consolidando así la presencia islámica.

🏞 Bajo el Califato de Córdoba

Con la caída de Bobastro, Málaga se integró plenamente en la estructura del Califato de Córdoba. Surgieron numerosas alquerías (pequeñas explotaciones rurales) y se intensificó el uso del regadío. Esta época se caracteriza por el auge económico y la estabilidad política, hasta que la muerte de al-Hakam II en 976 abrió paso a los Reinos de Taifas.

Fue durante este periodo cuando se levantó la Alcazaba, emblema del poder musulmán en la ciudad y uno de los monumentos mejor conservados del legado andalusí. En los siglos posteriores, Málaga pasó a formar parte de los imperios bereberes almorávide y almohade, consolidando su importancia estratégica en el Mediterráneo occidental.

🕌 La Málaga nazarí y la antesala de la Reconquista

Durante la etapa nazarí (siglo XIV), Málaga floreció como un importante puerto comercial del Reino de Granada. Se estima que la ciudad albergaba unas 15.000 personas, en su mayoría musulmanes, junto a comunidades judías y cristianos cautivos que trabajaban en las atarazanas. La agricultura se orientó especialmente hacia el cultivo de la vid y la higuera, marcando los orígenes de la tradición vinícola malagueña.

⚔️ La Reconquista y el cambio de era (1482–1499)

En el verano de 1487, tras un largo asedio, Málaga cae en manos de los Reyes Católicos. Fue una conquista sangrienta, y solo se permitió permanecer en la ciudad a 25 familias musulmanas, conocidas como mudéjares, confinadas en la zona de la morería. El resto de la población fue expulsada, esclavizada o forzada a huir.

🧕 Los mudéjares y moriscos malagueños

Tras la conquista cristiana, los musulmanes que permanecieron lo hicieron bajo la condición de mudéjares: «los que se les permite quedarse». Obligados a pagar impuestos, entregar fortalezas y renunciar a cualquier poder político, vivieron bajo una dura vigilancia.

A partir de 1501, se intensifican las conversiones forzosas al cristianismo, y muchos de estos nuevos cristianos —conocidos como moriscos— practicaban su fe islámica en secreto. La falta de seguimiento e interés pastoral por parte de la Iglesia propició la pervivencia clandestina del islam, hasta la expulsión definitiva de los moriscos en 1570.

🏙️ Transformaciones urbanas tras la Reconquista

El dominio cristiano trajo consigo profundas reformas urbanísticas. Se trazaron nuevas calles que rompían con el laberinto islámico. La plaza Mayor (hoy Plaza de la Constitución) se convirtió en el centro neurálgico. Calles como la Nueva enlazaban esta zona con la Puerta del Mar, dibujando un nuevo orden urbano acorde con el poder cristiano.


Así, Málaga dejaba atrás su etapa musulmana, pero no sin conservar importantes huellas en su arquitectura, urbanismo y cultura. La Alcazaba, el trazado de ciertos barrios y la memoria de una época rica en contrastes siguen presentes en el alma de la ciudad.